El custodio en el corazón de la montaña

*San Miguel Arcángel, el santo patrono del Pueblo Mágico de Orizaba tiene una iglesia en su honor: la Catedral de San Miguel Arcángel, construida en 1692 por la orden franciscana

Ángel Cortés Romero

Orizaba, Ver.- Un ser alado de cabellos de oro que casi caen sobre su espalda custodia con su armadura romana el corazón de las montañas mientras alza su espada amenazante sobre un demonio que quiere escapar del infierno.

El jefe del ejército de los ángeles de Dios en la tradición judeocristiana e islamita tiene guardada su historia mítica entre muros intraspasables de colores cálidos en el centro de una ciudad que se cubre con sus alas: Orizaba, un pueblo mágico enclavado entre cerros de gran altura en Veracruz.

Desde casi todos los puntos del pueblo mágico se alcanza a ver cómo se levanta la torre de 40 metros de altura de un templo que comenzó a construirse a finales del siglo XVII y que es morada del primero de los ángeles desde hace 300 años: la Catedral de San Miguel Arcángel.

Los frailes de la orden franciscana levantaron el templo, que comenzó como una parroquia, cuando llegaron a la Ciudad de Las Aguas Alegres en 1692 imprimiéndole un estilo barroco-corintio, con una ornamentación naturalista.

Todavía bajo el yugo del virreinato español, la parroquia tuvo tres nombres distintos: primero el de San Miguel Ixhuatlán, después el de San Miguel Ahuilizapan y, por último y a secas, parroquia de San Miguel.

La historia de Orizaba registra que un terremoto derribó su torre en 1854, por lo que fue reconstruida con un estilo neoclásico alejado del barroco de ornamentación naturalista y adornada en lo más alto con un reloj fabricado en París en 1864 por Alfonso Borrell, relojero de Napoleón III.

Al interior, la Catedral de San Miguel Arcángel tiene candelabros de cristal, así como retablos y pinturas de Miguel Mateo Maldonado y Cabrera, pintor novohispano nacido en Oaxaca y máximo exponente de la pintura barroca en la época virreinal.

Las columnas del templo, erigido a catedral el 13 de junio de 2000 por el Papa Juan Pablo II, sostienen una bóveda de orden dórico, el más antiguo y simple de los estilos arquitectónicos clásicos. El techo de la casa de San Miguel fue construido con relieves florales, del estilo barroco.

Frente a la parroquia descansa el eterno guardián de Orizaba inmortalizado en una escultura: el arcángel de pie con las alas abiertas de par en par, empuñando su arma como si obedeciera las letras del famoso grupo de rock, La Barranca, “la espada de San Miguel se alza por mí”.

Eterna vigilia es la de San Miguel con la espada alzada al cielo, el arcángel está en guardia, sin dar tregua a un Lucifer que quiere escapar de las entrañas de la tierra, a donde, reza la tradición, una vez lo mandó. Ahora le ayuda también el encanto de las montañas que rodean a Orizaba.

 

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